miércoles, 27 de diciembre de 2017

Cuestión de vida o (s)uerte

Son las ocho de la tarde de un martes cualquiera,
llevo tu sudadera preferida
y las piernas desnudas que con tu roce flaquean.
Son las ocho de la tarde de un martes cualquiera,
y voy desnuda también por dentro
pero con el corazón en un puño por si te vence el miedo a enamorarte
y vuelas.
Ten claro que yo no quiero ataduras,
sino coserte las fisuras
y borrarte ese dolor que te pudieron haber escrito algunas.
Son las ocho de la tarde de un martes cualquiera,
y me acurruco entre tu pena y el silencio
para besar el ron de tus labios,
pretexto por el que Malasaña debería echar el cierre todos los sábados.
Son las ocho de la tarde de un martes cualquiera,
y tus versos en mi boca parece que queman.
Nos burlamos de los poetas y su flaqueza,
de los cantautores y su melancolía;
Y también nos reímos de la vida,
porque nosotros sin tocarnos ya hacemos poesía.
Son las ocho de la tarde de un martes cualquiera,
y aunque a tu risa se le empiece a quedar pequeño este motel,
te garantizo que si te quedas,
seré tu quimera,
y te cuidaré la piel las siete vidas que nos quedan.
Y aunque aborrezcamos el mundo,
vivir cobrará sentido,
porque de entre todas las direcciones,
ambos escogimos tomar el mismo camino.

viernes, 15 de diciembre de 2017

La libertad iguala al querer

Supongo que es fácil decir que te echo de menos,
como quien se saluda en el metro,
con la mirada,
rápido y sin ruido,
como el día que entraste en mi vida y aceleraste mis cinco sentidos.
Supongo que hasta entonces desconocía lo que era el amor,
una bala incrustada en el pecho
que tortura el alma
pero que dependiendo el momento del disparo,
nos recuerda que a veces morir por alguien, también salva.
Pues cada vez que te miro,
me pregunto
de qué me sirve saberme la cartelera de Callao de memoria,
si me dejan resumir en una imagen la felicidad transitoria,
me quedo con tu mirada cuando te cuento que perderte es la primera en la lista de todas mis fobias.
Sé y no supongo,
que nunca te pediría un tiempo
porque para mi sería lo mismo que desperdiciarlo,
pero si te pido una tarde más:
para besarnos en Trocadero,
pasearnos por Montmatre,
y tirar todos los candados por el Pont Neuf para recordar que el amor nunca ata
sino que da alas.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Vuelve

Vuelve.
Vamos a dejar de echarnos de menos y ven,
que te quiero volver a leer,
en este texto,
en mis manos,
y en la piel,
que es la única forma que se me ocurre de quererte sin querer.
Vuelve pronto y sin argumentos que el tiempo se desgasta sin ti,
y echo de menos soñar desde que no duermes junto a mí.
Vuelve a coserme la vida,
y volemos sin salir de la cama hasta París
cualquiera de las noches que están por venir.
Vuelve que esta lluvia me inunda por dentro,
y yo lo que quiero es hacer primavera contigo para que entiendas
que los días que estamos lejos son solo días perdidos.
Vuelve que se me encoge el corazón cuando el tuyo está a kilómetros,
vuelve mientras dicto otra sentencia a la distancia por poner en tela de jucio,
un nosotros.

domingo, 15 de octubre de 2017

Solo si tú me lo pides

Sé que nuestras alas se están desgastando,
que no soportas la distancia
y aún menos la frontera que separa nuestros labios.
Sé que el frío solo desaparece cuando tus pies rozan los míos,
y también, 
que me gustaría ser aeropuerto para volver en un abrazo a todo lo que vivimos.
Sé que cuentas todas las noches que te quedan por esperarme despierto 
para sumar mañanas conmigo 
y dejar de lado el tiempo. 
Sé que nadie echa más de menos que nosotros,
y que en cada verso de Andrés Suárez,
somos un concierto en vivo aunque mis brazos ya no te sujeten cuando bailes.
Sé que estás cansado de que te escriba en cada mensaje 
lo mucho que te quiero,
cuando lo que pretendes es hacer verano juntos este enero.
Pero sobre todo, 
sé que no necesito nada más que mirarte para estar nadando en las Cíes,
y que seguiré haciéndolo toda mi vida, 
solo si tú me lo pides. 


domingo, 20 de agosto de 2017

Mi tiempo es tuyo

Perdón si a veces no sé decirte lo que siento si no es con poesía,
si respondo a tus "tequieros" con silencios o frases vacías.
Perdón por evitar hacerte promesas,
me resulta imposible responderte cuando tus palabras me besan.
Perdona las mañanas en que dudas de lo que eres para mí,
mi corazón no consigue expresarse cuando imagina verte partir.
Perdona también los días en que sonamos demasiado lejos,
ojalá pudiera yo borrar tu tristeza con alguno de mis versos.
Y por último, perdóna-me por aquellas veces en que recordamos y no vivimos;
se me olvida que la vida dura un instante,
el que estoy contigo.

miércoles, 9 de agosto de 2017

Dime

Dime qué hay peor que echarte de menos,
que esperar otro invierno hasta volver a perdernos.
Dime qué hay mejor que estar contigo,
que recorrer kilómetros por las carreteras de tu ombligo.
Dime que el amor es un verano de la mano,
mientras miras el mundo a través de mis párpados.
Dime que serás mi vela en cualquier tempestad,
porque sin ti sufro conjuntivitis emocional.
Dime que dispuesto a vivir prefieres hacerlo cerca de mi, 
porque no puedo evitar echarme de menos cuando estoy lejos de ti.

jueves, 20 de julio de 2017

Déjà vu de un corazón

Me gustaba imaginarte encima de mi,
haciendo cosquillas a mi vida para que no dejara de reír
hasta que veía la cama vacía
y entonces entendía que los sueños
son solo un par de aspirinas contra la melancolía.
La realidad fustiga
pues transforma los recuerdos en un puñado de mentiras
aunque nada duele más que verte a ti abrazado a cualquier esquina
mientras yo sigo arrancándome tus espinas.
No quiero oxidarme a base de recuerdos,
tan solo necesito tu cuerpo descongelando este invierno
y tus manos posadas sobre mis heridas
prometiéndome que nadie más hará de esta ciudad,
sus ruinas.

sábado, 15 de julio de 2017

Enero

Eres Troya,
todas las batallas internas que libramos juntos
y las que nos dañan pero acaban en indulto.
Eres la paz que calma la tormenta de mis ojos,
el pluviómetro de mis enojos.
Eres las raíces que me unen, que no atan, a mi ciudad,
las mismas que me impulsan a volar hasta donde tu boca decida descansar.
Eres los pies sobre los que me quedaría a bailar toda la vida
aunque nuestros plantas se desgasten y se cubran de heridas.
Eres enero,
porque es invierno cuando te vas
y además, porque dicen que enero es el mes para soñar
y junto a ti todos mis sueños se han hecho realidad.

viernes, 30 de junio de 2017

Ojalá nosotros

Ojalá vuelvas a cruzar mi cuarto y te quedes a vivir entre mis sueños para siempre.
Ojalá me repitan tus manos que aunque se descuelguen todas las estrellas del cielo nunca dejarán de mirarme de frente.
Ojalá creer que el daño que se hacen nuestras alas se lo llevará con el olvido la corriente.
Ojalá que los “te echo de menos” y los suspiros no abandonen la rutina de nuestras noches de Cupido.
Ojalá no dejar de suponer que antes de querernos teníamos que querer para cerrarnos las heridas sin darnos cuenta de que estas se precipitan tras las despedidas.
Ojalá poder compartir más inviernos en el desván de tu mirar donde nos ayudábamos a evolucionar, que no a cambiar.
Ojalá besarte enero otra vez por primera vez para refrescarte lo que es el querer.
Ojalá continuar en Sanxenxo compartiendo tu risa con la brisa y no olvidar nunca lo que es el mar cuando tus ojos vidriosos iluminaban mi caminar.
Ojalá no seamos más una foto desenfocada donde se recitaba poesía a través de dos bocas cerradas.
Ojalá nos reencontremos las ganas y nos propongamos empezar que yo mientras imagino que aún estás.

domingo, 25 de junio de 2017

No supimos querernos

Han pasado dos abrazos
desde que nuestras almas se han hecho inmutables al rechazo.
Tres versos
desde que entendí que amar
son dos corazones que llegan a un consenso.
Cuatro pasos hacia atrás
desde que tu boca se ahogó en excusas
para hacerme ver sin preámbulos 
que no era más que otra ilusa.
Cinco mensajes
proponiendo esperarte en cualquier parte
donde obviaste lo más importante:
que la espera no es más que otro síntoma absurdo para quererme arrinconar a tu vera.
Siete poesías
donde dibujaba contigo una vida
pero que no riman
desde que nuestra historia
se resume en una fugaz despedida.
Ocho polvos
hasta entender
que el verdadero clímax está en el querer.
Nueve canciones
donde le cantaba a tus párpados
todas mis intenciones;
y una eternidad para recordar 
lo que era vivir...
hasta que decidiste dejar de reír.

domingo, 4 de junio de 2017

Dos cuerpos en una misma piel

Como cuesta hacerle frente al olvido con las "ganas" de Zahara arrojando este corazón al vacío. 
Bailar en otro cuerpo un sábado de madrugada y no comparar las sintonías de su pecho con el tuyo en mi cama.
Como cuesta probar otros defectos e intentar no parar(nos) hasta llegar al portal, donde se fundían nuestros cuerpos en un irrefrenable compás. 
Mirarte y no enamorarme de esos ojos, que a veces más bien parecen legañas, sin ser otra cosa que tristeza acumulada por el tiempo que jugamos a no vernos. 
Como cuesta echar a andar hacia el fondo del mar y no saber cómo volver si no te tengo justo detrás de mi paladar. 
Explicar a los domingos lo que es dependencia emocional cuando no encuentro tus manos entre las mías para poderlo probar. 
Nadar entre la sociedad sin nadie al que ser capaz de gritar que le quiero de verdad,
que una vida sin ti es un Sabina sin princesa,
un Madrid sin poesía,
un poema que no merece la pena acabar. 
Y aunque sé que perderte no asegura mi felicidad,
prefiero mil veces que vueles a tenerte que atar; 
así que dejaré deshelando este dolor cada vez que te vea caminar sobre otros pies, 
que yo seguiré recordando cuando volábamos sobre una misma piel.

lunes, 29 de mayo de 2017

Querido tú:

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El día ya se ha cubierto así que agárrame de la cintura y vamos a ver las estrellas a las afueras de Madrid que así aseguro no evitar mirarte sin sonreír.
Báilame el agua, juega a hacer remolinos con mi pelo durante el viaje pero no desvíes nunca la mirada de la carretera porque no me gustaría que nuestros cuerpos se estrellasen si no es entre ellos mismos.
Conduce tranquilo que estaré cuidándote la piel en cada bache de tu vida y suelta el freno de mano porque el miedo y el amor son como nosotros de incompatibles.
Ámame sin medida pero cuidando no dejarme malherida y hagamos desaparecer la percepción del tiempo en el capó, con Oasis recitando en vivo y en directo para los dos.
Antes de que haya amanecido volvamos a casa para desayunar(nos) juntos sin frenarnos el corazón porque el tiempo vuela si se posa antes sobre tu pelo.
Déjame que te lea a Neruda tumbado en la bañera o léeme tú la boca cuando me acueste entre la espuma y tus piernas que no hay mejor manera de quererse que ante la desnudez de los complejos.
Y mientras el agua captura nuestro reflejo,
quiero que recuerdes siempre que la felicidad
fue ese instante en que nuestros cuerpos abrazaron la eternidad.

martes, 16 de mayo de 2017

Todo lo que eres sin querer

Eres París porque eres la ciudad de la que me he enamorado.
Eres todas las estaciones que conectan tu corazón con el mío.
Eres la brisa que traes de Galicia y la que más tarde suelta tu risa sin escrúpulos.
Eres lo mejor de la Coruña, las ganas que tengo de parecerme a Andrés Suárez algún día.
Eres la magia que desatas cuando caminas por eso de que ambas os escribís con cinco letras.
Eres las manos con las que escribo que no hay poesía más bonita que la de tu cuerpo gimiendo y también eres toda la poesía que no he compartido todavía.
Eres el poema de Mario Benedetti de encima de mi cama y el motivo por el que te dibujo en todas las literas en las que me acuesto.
Eres la botella de cerveza barata que tiré al Cantábrico y el mensaje que nunca leerás por miedo a que me conozcas de verdad y no te guste.
Eres el salvavidas en todos mis mares de dudas y la manera en que consigues que mi miedo se desabroche el cinturón de seguridad.
Eres todos los incendios que sufro cada vez que te muerdes el labio inferior y las cenizas que quedarán cuando vueles lejos de mí, tanto como puedas.
Eres la persona más perfeccionista con la que me he cruzado nunca y la antítesis más bonita que han conocido mis piernas.
Eres las ganas que me despiertan de la cama cada mañana y esa ligera diferencia entre el “y yo” y el “te quiero” que te susurro cada noche.
Y nunca olvides que esto es solo el prólogo de todo lo que eres en mi vida.

martes, 9 de mayo de 2017

Echar(nos) de menos

Echo de menos tus idas y venidas.
Tu afán por desordenarme la habitación y los sentimientos en una poesía.
Echo de menos "la Concha" de San Sebastián y a nosotros,
como dos ríos que buscan desembocar en un mismo mar. 
Las huellas de tus pies guiando las mías a través de la arena mojada.
Echo de menos tus miedos y a mí cuando te los acariciaba.

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Cuando me besabas hasta que me durmiera y cuando te repetía que lo hicieras más lento para no olvidar nunca lo bien que rimaba tu boca con la mía.
Echo de menos cuando me dabas minutos en la armadura de tu pecho donde protegerme de la melancolía.  
También echo de menos ser la chica torpe del sexto de Pucela solo por ti,
para que vieras lo nervioso que se pone un corazón al tener próximo tu cuerpo.
Y aunque intenté hacer autoestop en otros cuerpos, 
te aseguro que tú eras mi parada favorita 
y en la que me habría quedado el resto de mis días
porque ninguna ciudad la colonizaste como mi vida.


lunes, 24 de abril de 2017

Ella

No me hables de amor
si no has tenido la suerte de verla amanecer.
Si no le has visto correr
cualquier lunes arrancándose la tristeza de los ojos cuando iba a la facultad por el camino más largo
porque ella nunca ha sido de acortar el dolor con un par de tragos amargos.
No me hables de amor si no le has oído hablar con esa boca suya que no es sino un bote de mermelada,
el mejor de todo Arroyo.
Si no has querido volverla a escalar desde San Pablo hasta su paladar.
No me hables de amor si te has enamorado de las calles de su "Paraíso"
un sábado con su cuerpo a sobreaviso
pero no lo has hecho un domingo sin prisa
y sin otro maquillaje que su sonrisa.
Si no te has fijado en como le tiemblan las piernas cualquier fin de semana al volver de madrugada
y lo valiente que es,
aun cuando su alma se cubre de hiel.
No me hables de amor si cada vez que paseas por Campo grande
piensas en la primavera y en ella
como si fueran dos sinónimos evaluables.
Si cada miércoles que has ido a los Broadway no has proyectado en la pantalla su mirada sin que tu cuerpo ardiese en llamas.
No me hables de amor si la última vez que fuiste al Calderón no comparaste
la melodía de su risa
con la más dulce de brisas.
Si optaste por tomar una cerveza en Moreras en lugar de escuchar a "la Oreja" recostado sobre el canal de sus piernas.
No me hables de amor si cada vez que paseas por la estación del Norte
no piensas en el viaje que sería compartir con ella todas tus noches.
Ella es Valladolid
y dudo que hoy consigas encontrar
a alguien igual al que poder llamar hogar.



lunes, 3 de abril de 2017

Mátame un primero de abril

Mátame un primero de abril.
Persígueme por el Retiro pero jamás me alcances porque entonces habrá acabado este juego nuestro de jóvenes enamorados.
Empápate en cualquier playa de Galicia y luego ven a secarte en mi cuerpo para no olvidar nunca la salitre de tus besos.
Cuenta conmigo siempre que quieras volar porque te aseguro que nunca te cortaré las alas.
Desnúdate antes de que yo te lo pida, confía en que nunca será demasiado pronto para quitarse la vergüenza de la piel.
No dudes en escribirme aunque haya anochecido pero no te molestes en llamarme porque estaré ocupada hablándoles a todos de las cinco letras con las que se firma la felicidad.
Recuérdame en cada paso hacia Santiago, que espero, sean la mitad de los que tengo que dar hasta el canal de tu espalda.
Y si alguna vez me llegas a querer que no sea porque yo lo he hecho primero: quiéreme la mitad de lo que te quieres a ti, con eso me doy por satisfecha.
Espera. Antes de que te vayas, regálame una botella de champán para brindar por haberte conocido y otra de Rioja para beberme tu ausencia en los días más grises.
Y déjame enmarcar la sonrisa de tu cara, que le pondré un título: cosas que ver antes de morir.

miércoles, 22 de marzo de 2017

"Cuestión de prioridades"

Entre los 194 países del mundo, decidí nacionalizarme del tuyo y ser siempre tu copiloto si decidías viajar a cualquier otro, por lejos que estuviera.
Entre todas las partes del día, me quedé con la noche por esa media luna que se te dibujaba en la cara cuando sonreías después de meses enteros sin vernos.
Entre todas las estaciones del año yo elegí la primavera de tu mirada, el invierno de nuestras noches pegados a la televisión “en modo rollito”, el otoño que nos quedaba para volver a vernos y el verano porque tenía la certeza de que lo pasaría a tu lado.
Entre cualquier mansión del Caribe, te escogí a ti porque eras hogar y nada hay más bonito que alguien que te hace sentir como en casa.
Entre todos los defectos reconocidos me quedé con tu temor porque a mi forma de verlo no era defecto sino el mayor acto de amor sincero hacia alguien.
Entre cualquier kardigan, elegí tus brazos porque eran el abrigo más cálido en la más triste de las noches.
Entre cualquier base de maquillaje, compré un marco de fotos donde colocarnos, porque no había nada que me hiciera estar más guapa que verte a ti pegado a mi costado.
Entre todas las melodías del mundo, escogí la de tu respiración al dormir cualquier sábado que renunciábamos a la fiesta para compensar(nos) el tiempo perdido.
Entre todos los cumpleaños que me quedaban por celebrar, opté por celebrar día a día mi crecimiento personal desde que estaba contigo.
Entre todas las cosas buenas que me diste, lo siento mucho, pero no me gustaría seleccionar una de ellas. Mejor dicho, sí, escogería una, un día más: a ti.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Todo lo que no me gusta de no estar contigo

Odio los lunes pero odio mucho más cualquier otro día de la semana si no son tus brazos los que me despiertan. Odio tu concepto de orden y que me hagas la cama cualquier fin de semana que vengas porque parece que te cueste entender lo poco que van a durar esas sábanas puestas. Y nuestra ropa. Odio San Valentín, los aniversarios y cualquier otra fecha absurda que establezca el Corte Inglés para celebrar (comprar) pero odio infinitamente más perderme un día de estar contigo. Cualquier 14 es una buena excusa para apreciar esas ojeras que se te dibujan en la cara para que me repitas a su vez que no son ojeras, sino ganas de no dormir sin mí. Odio el Skype, whatssap o cualquier otra red social que me trate de conectar contigo; yo únicamente quiero que nos conectemos a cualquier alvia y escapar de tu mano muy lejos de aquí. Quiero que nos quedemos en bancarrota juntos por habernos amado demasiado.
Odio la posesión, la falta de libertad, los brazos que atan. Y espero no llegar a odiar nunca eso de ti porque para entonces nos habríamos perdido. Odio que me mires con ese miedo a que te haga daño porque te juro que llevo escrito en mis labios que se lo haría a todo el mundo menos a ti. Odio que la distancia me robe tus amaneceres, que tenga que imaginar tu sonrisa para así prolongar la mía. Odio que hayamos perdido todos estos años porque he vivido tan solo a medias sin ti.
Por todo esto, espero que recuperemos todo el tiempo perdido y que ya no perdamos más que la dignidad en cualquier calle de nuestro San Sebastián.

jueves, 9 de febrero de 2017

Y tú, ¿eres virgen?

En muchos casos a la gente le da pánico hablar de su virginidad, como si fuera un tema tabú o como si desmintiéndolo, se les excluyera de un colectivo. Todos ellos no son conscientes de que vírgenes no son solo aquellos que no han practicado nunca el sexo. Ser virgen es más, mucho más. Virgen eres tú y el vecino de enfrente, el que folla como nadie. Virgen es el frágil. El que tiene miedo a volver a vivir, a volver a sufrir: a volver a enamorarse. A gritar el mayor de los te quieros en el fondo del océano. A quién le acobarda el compartir su vida con la de alguien. El que se encierra en sí mismo y no disfruta. Todo aquel que construye muros y no puentes. Al que le aterra el qué dirán. El que mide demasiado sus actos y palabras. Quien no puede tomarse un café con la soledad sin hundirse. El que no logra diferenciar la soledad de la ausencia. Y por supuesto, quién no estudia lo que ama. También lo es, el que trabaja por dinero. O por satisfacer a sus padres. El que se levanta cada día sin ninguna motivación. Quien se alimenta del aire que respiran los demás. El abatido. El que lleva consigo el peso de los años. Aquel que cree que sabe demasiado o que vale más que tú: el pedante. Cualquiera que lleve los cascos por la calle por miedo a escucharse a sí mismo. El que no le apasiona viajar ni conocer gente diferente o tiene ese recelo a que le guste demasiado. Quien se ancla en la zona de confort. El que se conforma con unos sucios besos cualquier sábado en un portal. Sin más dilación, el que desconoce el dulzor de tu boca. Virgen en este momento sería cualquiera que no te haya conocido. Virgen era yo hasta hace medio año.
Gracias por desvirgarme de mi ignorancia.

domingo, 15 de enero de 2017

Me gustas conmigo

Me gusta cuando me miras mientras “duermo” y pretendes que no me dé cuenta. 
Cuando finjo cansancio solo para que me abraces fuerte, aún más que en mis sueños.
Me gustas cuando me besas y abres los ojos para comprobar, una vez más, que no los tenía cerrados porque un minuto sin mirarte es una pérdida de tiempo.
Me gustas en tus mejores días y aún más tus peores porque entonces te digo que queda toda la noche para mejorarte, para mejorarnos juntos.
Me gustas cuando me intentas hacer ver que estás solo en este mundo ya que así tengo el gusto de repetirte que yo estoy a tu lado y que lo estaré hasta que decidas echarme de tu cama.
Me gusta sumar momentos contigo y sobre todo inviernos porque de esta manera son algo menos fríos.
Me gusta que seas inspiración ese catorce de cada mes y el resto de los días del año aunque me lo calle el orgullo. 
Me gusta contarte que lo que estudio no es lo mío, que quiero empezar otra cosa cuanto antes o mandarlo toda a la mierda y en consecuencia, una de dos:
o me das consejos de esos tuyos tan malos o me recomiendas libros que me cambien la vida, para perder (ganar) tiempo.
Me gustas cuando me impulsas a seguir a pesar de ese pánico al fracaso, cuando me repites que la valentía no es más que la conquista del miedo y no la ausencia del mismo.
Me gusta esta interminable distancia porque me hace valorar todo lo que quiero un poquito más aunque sin duda lo que más me gusta es tu querer como analgésico de mi rutina.
Pero hay algo que no me gusta nada y es no encontrar un verbo que defina correctamente cuánto y cuántas cosas me gustan de ti.