viernes, 30 de junio de 2017

Ojalá nosotros

Ojalá vuelvas a cruzar mi cuarto y te quedes a vivir entre mis sueños para siempre.
Ojalá me repitan tus manos que aunque se descuelguen todas las estrellas del cielo nunca dejarán de mirarme de frente.
Ojalá creer que el daño que se hacen nuestras alas se lo llevará con el olvido la corriente.
Ojalá que los “te echo de menos” y los suspiros no abandonen la rutina de nuestras noches de Cupido.
Ojalá no dejar de suponer que antes de querernos teníamos que querer para cerrarnos las heridas sin darnos cuenta de que estas se precipitan tras las despedidas.
Ojalá poder compartir más inviernos en el desván de tu mirar donde nos ayudábamos a evolucionar, que no a cambiar.
Ojalá besarte enero otra vez por primera vez para refrescarte lo que es el querer.
Ojalá continuar en Sanxenxo compartiendo tu risa con la brisa y no olvidar nunca lo que es el mar cuando tus ojos vidriosos iluminaban mi caminar.
Ojalá no seamos más una foto desenfocada donde se recitaba poesía a través de dos bocas cerradas.
Ojalá nos reencontremos las ganas y nos propongamos empezar que yo mientras imagino que aún estás.

domingo, 25 de junio de 2017

No supimos querernos

Han pasado dos abrazos
desde que nuestras almas se han hecho inmutables al rechazo.
Tres versos
desde que entendí que amar
son dos corazones que llegan a un consenso.
Cuatro pasos hacia atrás
desde que tu boca se ahogó en excusas
para hacerme ver sin preámbulos 
que no era más que otra ilusa.
Cinco mensajes
proponiendo esperarte en cualquier parte
donde obviaste lo más importante:
que la espera no es más que otro síntoma absurdo para quererme arrinconar a tu vera.
Siete poesías
donde dibujaba contigo una vida
pero que no riman
desde que nuestra historia
se resume en una fugaz despedida.
Ocho polvos
hasta entender
que el verdadero clímax está en el querer.
Nueve canciones
donde le cantaba a tus párpados
todas mis intenciones;
y una eternidad para recordar 
lo que era vivir...
hasta que decidiste dejar de reír.

domingo, 4 de junio de 2017

Dos cuerpos en una misma piel

Como cuesta hacerle frente al olvido con las "ganas" de Zahara arrojando este corazón al vacío. 
Bailar en otro cuerpo un sábado de madrugada y no comparar las sintonías de su pecho con el tuyo en mi cama.
Como cuesta probar otros defectos e intentar no parar(nos) hasta llegar al portal, donde se fundían nuestros cuerpos en un irrefrenable compás. 
Mirarte y no enamorarme de esos ojos, que a veces más bien parecen legañas, sin ser otra cosa que tristeza acumulada por el tiempo que jugamos a no vernos. 
Como cuesta echar a andar hacia el fondo del mar y no saber cómo volver si no te tengo justo detrás de mi paladar. 
Explicar a los domingos lo que es dependencia emocional cuando no encuentro tus manos entre las mías para poderlo probar. 
Nadar entre la sociedad sin nadie al que ser capaz de gritar que le quiero de verdad,
que una vida sin ti es un Sabina sin princesa,
un Madrid sin poesía,
un poema que no merece la pena acabar. 
Y aunque sé que perderte no asegura mi felicidad,
prefiero mil veces que vueles a tenerte que atar; 
así que dejaré deshelando este dolor cada vez que te vea caminar sobre otros pies, 
que yo seguiré recordando cuando volábamos sobre una misma piel.