domingo, 15 de enero de 2017

Me gustas conmigo

Me gusta cuando me miras mientras “duermo” y pretendes que no me dé cuenta. 
Cuando finjo cansancio solo para que me abraces fuerte, aún más que en mis sueños.
Me gustas cuando me besas y abres los ojos para comprobar, una vez más, que no los tenía cerrados porque un minuto sin mirarte es una pérdida de tiempo.
Me gustas en tus mejores días y aún más tus peores porque entonces te digo que queda toda la noche para mejorarte, para mejorarnos juntos.
Me gustas cuando me intentas hacer ver que estás solo en este mundo ya que así tengo el gusto de repetirte que yo estoy a tu lado y que lo estaré hasta que decidas echarme de tu cama.
Me gusta sumar momentos contigo y sobre todo inviernos porque de esta manera son algo menos fríos.
Me gusta que seas inspiración ese catorce de cada mes y el resto de los días del año aunque me lo calle el orgullo. 
Me gusta contarte que lo que estudio no es lo mío, que quiero empezar otra cosa cuanto antes o mandarlo toda a la mierda y en consecuencia, una de dos:
o me das consejos de esos tuyos tan malos o me recomiendas libros que me cambien la vida, para perder (ganar) tiempo.
Me gustas cuando me impulsas a seguir a pesar de ese pánico al fracaso, cuando me repites que la valentía no es más que la conquista del miedo y no la ausencia del mismo.
Me gusta esta interminable distancia porque me hace valorar todo lo que quiero un poquito más aunque sin duda lo que más me gusta es tu querer como analgésico de mi rutina.
Pero hay algo que no me gusta nada y es no encontrar un verbo que defina correctamente cuánto y cuántas cosas me gustan de ti.