lunes, 27 de enero de 2020

jueves, 23 de enero de 2020

Saranjé

Estar con alguien es levantarte cada mañana con un motivo.
Es ser feliz por dos.
Estar con alguien es hacer que los problemas pesen menos que las alegrías.
Es aparcar el orgullo a un lado.
Estar con alguien es romper con tus ideales y
a la vez entender que dos opiniones a simple vista muy diferentes
no distan tanto de una común.
Es impulsarte a crecer cada día y a hacerlo juntos.
Estar con alguien es imaginaros en un futuro de la mano.
Un futuro en la misma ciudad o lejos,
con la certeza de que nunca es dónde sino con quién.
Estar con alguien es vivir y compartir vuestro tiempo
haciendo lo que más os guste.
Es cuidar una relación como hiciste el primer día.
Mantener la ilusión y agradecer siempre a la otra persona
que se encargue de hacer lo mismo por ti.
Estar con alguien es muchas cosas pero ante todo es no descuidar nunca
un te quiero, un te echo de menos y un gracias.

El despliegue de unas alas nuevas

No te marches de tu país.
No salgas de tu zona de confort.
No viajes.
No conozcas otra gente.
No lo hagas porque después tendrás que irte de ese lugar.
Lo echarás de menos y
ya no habrá vuelta atrás porque estarás demasiado lejos.
No te vayas lejos porque cambiarás.
Te convertirás en una nueva versión de ti mismo,
en una versión que nadie reconocerá.
No vueles alto porque el aterrizaje será en caída libre
y nadie te asegura salir intacto.



Nuestros fantasmas interiores

Todos tratamos de huir de algo.
De nuestro pasado.
De cómo nos juzgaron sin dejarnos la posibilidad de hacerlo nosotros mismos.
De unos padres que nos ahogaron exigiéndonos demasiado.
De unos profesores que no nos enseñaron a reforzar nuestros valores.
De una pareja que nunca aprendió cómo querernos.
Huimos de todo lo que nos ha hecho convertirnos en quienes somos.
Y es en ese intento por huir de nosotros mismos cuando más nos persiguen nuestros fantasmas interiores.