lunes, 29 de enero de 2018

Hasta el próximo parpadeo

Un par de horas para la cuenta regresiva y allí estaba él, con el océano en sus ojos navegando hacia los míos, como si fuera a arrancarme el corazón de un parpadeo y después a atarme sin necesidad de cuerdas a la ciudad de su pelo.
-“Te voy a cuidar pero prométeme que tú lo harás también”; le prometí justo antes de dilapidar toda mi pena en un abrazo eterno; y en ese momento, diría que congelamos el tiempo deseando volver, aún sin haber despegado el avión que me llevó directa al fin del mundo, que está justo allí donde no te puedo ver.
Desde ese día no ha dejado de ser domingo, un domingo frío y lluvioso, donde siempre tengo mis huesos calados por la carencia de abrazos y a nadie que me abrigue pues ya no queda ni una noche de esas, de bohemia ni de ilusión, en las que nos repartíamos el mundo y también el corazón.
Los recuerdos me asaltan todas las noches como balines directos a mi pecho izquierdo y aunque me lo calle, estoy cansada de soñar para poder verte pues como realmente era feliz es estando despierta contigo, sin peajes para colarme entre tus piernas, hacerte el amor en braille y temblar al ritmo de cualquier blues en el paraíso de tu ombligo.
Y aunque todavía hoy me muera de ganas de decirte que te voy a echar de menos, antes me gustaría contarte que nunca huí de ti, únicamente de mi pasado y pese a que discutan asegurando que es lo mismo, yo lo continuaré desmintiendo, diciendo que a mi pasado nunca volvería pero a ti lo haría mil veces aunque tuviera que cruzar todo el universo pues para mi es lo mismo que escalar hacia tu boca en este último verso.

martes, 16 de enero de 2018

Harta

Estoy cansada de escribir todo lo que sangra mi alma al verte,
de ahogarme por la ausencia de oxígeno que desprendía tu boca en las noches a quemarropa.
Me jode tener mi corazón embarrado en la mierda de los celos, en la falta de amor, en la búsqueda de cariño una noche más en cualquier colchón.
Me agota que nos consideren la generación que no quiere relaciones a largo plazo, qué culpa tengo yo de que sus barcos no echaran amarras en tus brazos.
Me incomodan los que fingen estar ocupados todo el tiempo y los que se ponen otra coraza para fingir ser fuertes hasta que llegue el silencio únicamente por mero miedo al desprecio.
Los que buscan que el sexo acompañado de un par de copas de buen vino alimente su vacío
mientras el amor pende de un hilo.
Me gustaría que entendieran que amar es más que desnudar un cuerpo, más que mil orgasmos, que todas las mariposas de la India revoloteando por tu estómago.
Amar es dar esquinazo a todo lo vivido y provocar un seísmo al mezclarse nuestros labios sin razón ni sentido.